lunes, 16 de noviembre de 2015

Y tú…¿Trabajas en equipo…o solamente te lo crees?


Estoy seguro que si le preguntas a cualquier persona si es buen@ trabajando en equipo, prácticamente nadie te va a decir que no, sería un suicidio profesional para él/ella, ¿no creéis?

Pero entonces me surge una duda, ¿por qué es una competencia tan valorada, si realmente todos lo hacemos?

Pues porque la realidad es muy distinta, todos creemos que trabajamos en equipo y que tenemos una gran capacidad para ello, pero realmente son muy pocos los que realmente lo hacen, trabajan en equipo de verdad, con todo lo que implica, vamos a ver por qué.

Voy a haceros la misma pregunta de otra manera, y me gustaría que no continuarais leyendo hasta que tengáis una respuesta, la nueva cuestión va a ser…¿cuál ha sido el mejor trabajo en equipo que has hecho en tu vida? Tomaros el tiempo que necesitéis.

¿Ya tenéis una respuesta? Bien, ante esta pregunta podemos ver muchos tipos de personas dependiendo de las respuestas que puedan dar, intentemos clasificarlas:

  • En primer lugar, estarían las personas que nos contarían una situación en la que habrían obtenido un logro personal apoyado en un equipo de trabajo. Por ejemplo, conseguí liderar mi oficina hacia el primer puesto nacional de ventas.
  • Por otro lado, estarían las personas que hubieran conseguido un logro común que no lideraron ellos. Por ejemplo, gracias a todo nuestro trabajo conjunto, conseguimos que la empresa lanzase un nuevo producto estrella.
  • Una categoría distinta serían los que destacan el éxito de otra persona, gracias al trabajo de su equipo. Por ejemplo, con el trabajo de todos, conseguimos que nuestro compañero pudiera irse de luna de miel, porque entre todos hicimos su trabajo mientras él no estaba.
  • Por último, os diría una categoría en la que consideran el trabajo en equipo como algo más “humano” y lejos del mundo laboral. Por ejemplo, conseguimos recolectar fondos para la operación de un vecino, o simplemente, mi mejor trabajo en equipo han sido mis hijos.

No es mi intención juzgar a ninguno de ellos, ni a decir si son más o menos válidos, lo único que pretendo es mostrar que, aunque todos creemos que trabajamos muy bien en equipo, en el fondo todos tenemos una manera distinta de entender lo que es un trabajo en equipo bien hecho.

Dicho esto, y con el propósito de que todos hagamos un poco de autocrítica y podamos seguir trabajando en nuestro desarrollo personal, os voy a decir dos aspectos fundamentales que deberíamos intentar mejorar (por lo menos yo lo intento cada día) para poder desarrollada la tan ansiada competencia del “trabajo en equipo”.

Aceptación y Confianza.

El trabajo en equipo se basa en la suma de esfuerzos, para que el resultado de sumar todos estos esfuerzos sea superior a la suma de dichos esfuerzos individualmente. Una vez que ya tenemos la explicación teórica, que está muy bien, vemos sus implicaciones reales.

Para que esto sea posible, el equipo debe estar compuesto por múltiples piezas, distintas entre sí, pero complementarias. Por poneros un ejemplo muy sencillo, podríamos hablar de un coche, si os pregunto…¿cuál es la pieza más importante…qué diríais?

Cada uno puede tener una respuesta distinta a esta pregunta, pero si me permitís daros mi opinión (y como siempre enfatizo, solo es mi opinión porque las ciencias sociales no son ciencias exactas y no hay verdades absolutas) diría que…Ninguna.

¿Y por qué ninguna? Pues porque el coche no podría funcionar si le falta una de las piezas, por muy insignificante que sea.

¿Por qué os pongo este ejemplo? Pues porque es algo que nosotros vemos muy claro en ejemplo del coche, pero no lo vemos tan claro en la vida real, veamos por qué.

Un coche no necesita 50 motores para funcionar, ni 1.000 litros de gasolina, ni 100 ruedas, un coche necesita miles de piezas complementarias que, bien engranadas, hagan que el coche funcione y obtenga su óptimo desempeño.

En un equipo humano pasa lo mismo, es necesario que esté compuesto por una gran variedad de personas distintas que puedan aportar su singularidad para la consecución del objetivo común, ¿cierto? Creo que nadie me cuestionará eso.

Pues bien, este es el problema. Aunque el concepto teórico lo tenemos cristalino, en la práctica no está claro.

Y aquí viene el primer concepto del que os quería hablar: Aceptación.

Para poder trabajar en equipo debemos ACEPTAR a los demás miembros del mismo, y debemos ACEPTAR que no son como nosotros, que no hacen las cosas como nosotros las haríamos, que no tienen las mismas motivaciones que nosotros, ni las mismas competencias, ni las mismas habilidades y lo que es más importante, que no tienen la misma manera de ser que nosotros.

Pero me podéis decir…¿entonces hay que dejar a la gente hacer lo que quiera sin control? No, pero hay que mirarlos desde el punto de vista de que todos son distintos y tienen distintas funciones y rendimientos.

Volvamos al ejemplo del coche, si una rueda no funciona bien, analizas su desempeño y si no es correcto lo corriges, miras también si no es lo suficientemente fuerte para realizar su trabajo y, si es necesario, lo refuerzas, pero nunca vas a intentar cambiar la esencia de la rueda y exigirle que sea un volante, para eso tienes el volante.

Esto que parece tan absurdo, si lo trasladamos al mundo laboral no es tan descabellado, normalmente los que somos una pieza del equipo, no entendemos el funcionamiento de las demás piezas, y no aceptamos que son distintas, que no tienen las mismas funciones y sobre todo, que no deben tenerlo.

Y respecto al control, al igual que las piezas, el mecánico del equipo (que llamaríamos líder) debe analizar a cada pieza por separado y solamente analizar su desempeño, que os lo que se debe corregir, pero no debe nunca intentar cambiar la esencia, la manera de ser de una persona.

Un aspecto clave para trabajar en la aceptación es intentar comprender e informarse de las funciones que tienen todos los miembros de un equipo y entender lo que cada uno aporta al funcionamiento del mismo y lo que se resentiría el resultado final si no lo hiciera.

Si no lo hacemos así, siempre pensaremos que somos el motor, que trabajamos a 10.000 revoluciones por minuto, y otros como el espejo retrovisor tienen una vida cómoda y sencilla. Y al espejo le pasaría lo mismo, pensaría que todo el protagonismo lo tiene el motor, que es el que tiene el mejor trabajo, el que se lleva la gloria y ellos solo tienen un trabajo monótono y aburrido.

Pero la cosa no queda aquí, porque algo igual de importante que la Aceptación es la Confianza. Si yo te pregunto, ¿confías en tus compañeros? Seguramente todos me diréis que sí, pero…¿realmente confiamos ciegamente? Quiero que seáis sinceros con vosotros mismos.

Porque a los seres humanos nos pasa algo muy curioso, confiamos mucho más en las personas que no trabajan con nosotros que en las que sí lo hacen…¿creéis que es mentira lo que os digo? Voy a poneros varios ejemplos.

Quiero que penséis en lo que hacéis cada día antes de llegar a vuestro trabajo, os voy a dar unos segundos. Bien, yo os voy a decir lo que hago:

  • Me levanto.
  • Me ducho.
  • Me visto.
  • Tomo un café.
  • Salgo de casa.
  • Cojo el transporte público.
  • Llego con algo de anticipación antes de entrar a trabajar.
  • Desayuno algo en un bar cerca del trabajo.
  • Entro a trabajar

Seguro que esta, a grandes rasgos, puede ser la rutina de muchos de vosotros, ¿cierto?

Os voy a hacer varias preguntas entonces:

  • ¿Cuándo vais al baño y encendéis la luz…dais por hecho que se va a encender?
  • ¿Cuándo abrís el grifo de la ducha…dais por hecho que va a salir agua…y encima caliente?
  • ¿Cuándo cogéis el transporte público…dais por hecho que va a llevaros a trabajar?
  • Y si tomáis algo antes de entrar a trabajar, ¿dais por hecho que el bar va a estar abierto y que os va a dar un rico desayuno?

Fijaos, antes de llegar a trabajar, confiáis plenamente en que va a haber luz, agua, gas, transporte, servicios…confiáis en miles de personas que hacen posible eso cada día. Y como eso, miles de cosas en nuestra vida cotidiana, desde encender la televisión o la radio y que haya alguien al otro lado, hasta ir al supermercado y encontrárnoslo abierto.

Incluso en nuestra misma empresa, ¿no estáis seguros que cobrareis vuestro salario todos los meses?¿O llamáis cada último día de mes a ver si ha habido un problema para que os paguen?

Entonces, ¿por qué al llegar a nuestro puesto de trabajo no confiamos igual en nuestros compañeros, en nuestros colaboradores o en nuestros jefes?

Las personas con las que no tenemos influencia son en las que confiamos ciegamente, sin embargo, nuestro entorno directo es el que nos genera más desconfianza…¿Por qué?

No voy a contestar hoy a esta pregunta, porque prefiero que todos reflexionemos un poco más sobre estas cuestiones y después nos preguntemos:

¿Trabajo en equipo…o solamente me lo creo?

Héctor Trinidad Quijada

Director General de NASH

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