¿Se han fijado alguna vez? Si tienen la ocasión de ver algún desfile de modelos, presten atención a sus caras y verán que nunca están sonriendo…¿Por qué? Es una pregunta que responderemos al final de este artículo, el cual no pretende hablar del mundo de la moda, sino profundizar en otro mundo muy distinto, pero no menos apasionante…las entrevistas de trabajo.
Hay mucha literatura de cómo se debe afrontar
una entrevista de trabajo, del vestuario a llevar, las respuestas que se deben
preparar, las preguntas que se deben o no hacer…todas estas observaciones están
muy bien desde un punto de vista técnico, pero si seguimos todo esto al pie de
la letra, “corremos el riesgo” de ser técnicamente correctos, que sería muy
bueno, pero tengan en cuenta que no nos diferenciaría del resto y podríamos ser
rápidamente olvidados.
¿Por qué decimos esto?
Tengan en cuenta que, cuando ustedes tienen
una entrevista de trabajo, la preparan a conciencia, se informan de la empresa
que les va a entrevistar, preparan las preguntas que van a hacer a su
entrevistador, preparan las respuestas que van a contestar cuando les hagan
alguna preguntas “comprometida”, preparan la ropa que van a vestir, estudian el
itinerario hasta el lugar de la entrevista para poder llegar con tiempo y ser
puntuales…es normal que para cada uno de ustedes sea un hecho “especial”,
¿cuántas entrevistas de trabajo podemos hacer a lo largo de un día?
Pero vamos a verlo desde el punto de vista
del entrevistador.
Ese entrevistador probablemente tenga un
asistente que le haya hecho una selección de hojas de vida que cumplan una
serie de requisitos, probablemente haya sido dicho asistente quien le haya convocado,
no solo a usted, sino a una serie de personas para maximizar el tiempo del
entrevistador, el cual probablemente le dedicará a cada uno un máximo de media
hora, en la cual intentará dar respuesta a una serie de cuestiones que quiere
conocer y que las habrá anotado en una
planilla, la cual rellenará mientras se desarrolla la entrevista o al término
de la misma.
Y
la cuestión es... ¿cuántas entrevistas va a hacer esta persona a lo largo del
día?
Reflexionen sobre lo siguiente...si tenemos
una hoja de vida correcta pero similar al resto de entrevistados, si hacemos una preparación de la entrevista
correcta pero similar al resto de entrevistados y, incluso, si hacemos una
entrevista correcta como el resto de entrevistados…¿qué hará que no seamos unas
anotaciones en una planilla como el resto de entrevistados?
La respuesta es muy simple, la capacidad que
tengamos para conseguir que nuestro entrevistador nos recuerde como una persona
y no como una serie de anotaciones.
¿Y cómo conseguimos esto?
Hace mucho tiempo me explicaron una regla muy
utilizada en el mundo de las ventas, que es la regla del 4x20. En el ámbito
comercial se pone mucho énfasis en 4 factores para conectar emocionalmente con
nuestro interlocutor:
1) Los 20 primeros pasos - La manera cómo nos
acercamos a nuestro interlocutor, puede decir mucho de nosotros, podemos
demostrar seguridad, inseguridad, miedo, nerviosismo...
2) Los 20 primeros segundos - Cómo comenzamos la
entrevista, si nos quedamos callados, dubitativos, puede hacer que la
entrevista empiece con una tensión que nos cueste más tarde eliminar.
3) Las 20 primeras palabras - Al igual que una
presentación o un discurso, las primeras palabras de una entrevista las debemos
tener ensayadas, interiorizadas, porque en ese momento de tensión nuestro
cerebro racional aún no está activo y podemos decir algo que no deseábamos…¿les
ha pasado alguna vez, que están hablando y se preguntan...por qué estoy
diciendo esto?
4) Y, para mí, la más importante, los 20
centímetros que van desde la parte superior de nuestra frente hasta la parte
inferior de nuestra barbilla, es decir, los 20 centímetros que mide nuestra
cara verticalmente.
¿Por qué estos 20 centímetros son
importantes?
El grado de conexión emocional que vamos a
conseguir con nuestro entrevistador va a depender en gran medida de la
capacidad que tengamos de despertar emociones positivas en él, y esto lo
podemos conseguir fundamentalmente, gracias a la expresión de nuestro rostro.
Una cara alegre, sonriente, que transmita
fuerza, positivismo, pasión y entusiasmo, podrá fácilmente conectar
emocionalmente. Nuestro cerebro emocional está programado para asociar caras
sonrientes con hechos positivos y rostros serios con sucesos negativos y si no
lo creen, piensen cuando ven una persona sonriente...automáticamente piensan
que algo bueno le ha pasado, y sucede lo contrario con las expresiones serias o
de enfado.
Hagan una prueba con las 2 próximas personas
con las que vayan a hablar. Con la primera intenten llegar con una sonrisa, intentando
transmitir cosas buenas. Con la segunda, hagan todo lo contrario, mantengan un
rostro serio, incluso rozando el enfado. Al terminar la conversación, confiesen
a su interlocutor lo que han hecho (no vaya a pensar que de verdad está usted
enfadado con él) y pregúntenle cómo se ha sentido.
¿Esto quiere decir que no debo preparar mis
entrevistas de trabajo?
En absoluto, la preparación es fundamental y
no debemos descuidarla, sin embargo esta segunda parte les puede aportar un
gran valor añadido que, quien sabe, puede que haga que sean algo más que una
anotación en una planilla.
Les sugerimos que preparen su entrevista, sus
preguntas, sus respuestas, su vestimenta, su itinerario…pero también les
recomendamos que intenten transmitir todos estos sentimientos positivos, les
aseguramos que, al finalizar la ronda de entrevistas, su entrevistador
inconscientemente recordará la persona que más sentimientos positivos consiguió despertar en él.
Se
me olvidaba…
¿Por qué las modelos de pasarela nunca
sonríen?
Es muy sencillo, porque el producto que están
vendiendo no son ellas mismas, sino la ropa que llevan, y no le pueden quitar protagonismo, si una modelo
sonriera…¿Mirarían la ropa que lleva o mirarían su cara?
Por
todo esto, y para terminar, me permito
hacerles una recomendación…
Hagan
lo contrario que las modelos, sonrían y conviértanse en los protagonistas
absolutos de la entrevista.
Héctor Trinidad Quijada
Socio Director NASH Humanes Consulting
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Gracias por participar, un fuerte abrazo.